
Y no se molesten en buscarla ni por Ezkio, ni por Altsasu, ni cruzando el Ebro por Castejón. La conexión o, mejor dicho, las conexiones entre la Y vasca y el TAV navarro ya son una realidad. Son éstas las que nos deberían preocupar y superar, y no distraernos más de la cuenta con el folletín de penas, intrigas y engaños entre la clase política proTAV.
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