
Existe una evidencia creciente de los impactos asociados a la ganadería industrial: problemas sociales, ambientales, climáticos, de salud o de bienestar animal con gravísimas repercusiones a escala local y planetaria. Sin embargo, este modelo no para de crecer. El estado español se ha convertido en la fábrica de carne y lácteos de Europa y China. Vemos cómo proliferan las macrogranjas por todo el territorio y cómo crece también su oposición a lo largo y ancho de la península, principalmente desde los pueblos donde se instalan o amplían.
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