La actualización del Plan Energético de Navarra ha pasado sin pena ni gloria. El Gobierno de Navarra la puso a exposición pública y, terminado ya el plazo de alegaciones, ningún responsable del Gobierno ha explicado a la población en qué consisten sus propuestas.
Lo que hemos podido comprobar al leer la documentación que ha presentado el Gobierno es que no existe ninguna mejora en lo que ya se nos proponía en la versión inicial. Sigue siendo un plan energético que no planifica ninguna actuación, que deja a las empresas campar a sus anchas, y que sigue atascado en una supuesta transición energética que no termina de arrancar, porque tiene graves problemas estructurales y amplios impactos ambientales.
Porque los datos energéticos y de emisiones de CO2 que nos presenta esta actualización del plan son alarmantes. Así, vemos cómo el consumo energético de Navarra va al alza desde hace más de 10 años, incluyendo el de los combustibles fósiles. Combustibles que siguen suponiendo el 79,31% de toda la energía primaria que consumimos. De este modo, es evidente que las emisiones de Gases de Efecto Invernadero sigan aumentando en Navarra. Lo han hecho hasta los 6,9 millones Tn de CO2-eq en 2021, muy cerca del máximo alcanzado en 2005, y con una escalada ascendente también en los últimos 10 años.
Es, por lo tanto, una preocupante evolución en dirección contraria a lo que se pretende a través de la transición energética y la ley foral de Cambio Climático, que se supone que iban a intentar disminuir las emisiones y hacer frente a la emergencia climática. Y es paradigmático que ello este sucediendo en Navarra, la considerada “cuna” de las energías renovables, donde cuentan con una gran implantación.
Ante estas circunstancias, nos parece evidente que un documento que mire al futuro, como ha de ser el Plan Energético de Navarra, debería al menos analizar estos hechos, y plantear diferentes tipos de alternativas de planificación para intentar corregirlo. Esto se suele implementar a través de describir varios escenarios de futuro, en los cuales se plantean diferentes alternativas de implantación de decisiones, y se analizan los resultados que se podrían dar con el paso del tiempo.
En el caso de este plan energético se analizan tan solo 2 escenarios. Uno llamado “tendencial” para el cual se plantea que no se realiza nada más que lo que ya se está realizando actualmente. Y otro llamado “de eficiencia u objetivo”, que como su propio nombre indica, es el que se elige como plan a desarrollar, y que plantea profundizar en la actual vía de implantar muchas más infraestructuras de energías renovables.
Como se puede ver, el análisis efectuado se olvida de que todo lo realizado hasta la fecha no ha servido para cambiar la tendencia y evitar el aumento en el consumo de combustibles fósiles y el aumento de emisiones de gases de efecto invernadero. De este modo lo más probable es que lo que planifican continúe aumentando estos dos graves problemas que nos han conducido a la actual situación de emergencia climática.
Porque la idea de intentar lograr una reducción de los consumos no aparece en el plan. Lo que se nos antoja como única vía para atajar la problemática a la que nos enfrentamos no ha sido ni siquiera analizado. Y ello en un documento que debería de estudiar todas las posibilidades de actuación para, una vez analizadas, elegir la más adecuada. Es evidente, por lo tanto, que el Gobierno de Navarra no planifica en materia de energía.
Nos encontramos ante un documento escaso, que tiene importantes lagunas en las que sería necesario que el Gobierno estableciera actuaciones de calado, y que sin embargo ni siquiera se citan. Por poner algún ejemplo, en el tema de la movilidad, que es uno de los mayores consumidores de combustibles fósiles, la solución más evidente sería el desarrollo de una red importante de transporte publico utilizando para ello el tren convencional, que ya está electrificado. Y, sin embargo, el plan se encalla una vez más en promocionar el coche eléctrico y ni siquiera cita al ferrocarril. Lo mismo pasa con la promoción que sigue realizando del gas natural, donde se promueve aumentar su implantación, a la vez que se deja que las ilegales Centrales Térmicas de Castejón continúen en funcionamiento.
Porque es ahí donde estriba uno de los pilares de este plan. Son las empresas privadas las que determinan qué proyectos quieren realizar, dónde, cuándo y en qué condiciones los quieren montar, y en base a ello, el Gobierno escribe un texto en el que dice que “está planificando”. Pero en la realidad son las empresas las que lo hacen, pero para su propio beneficio. Por ejemplo, en el caso de la energía eólica, el plan trae una serie de zonas prioritarias para su instalación desde su primera versión, allá por 2018. Pues bien, se puede constatar cómo las zonas marcadas en el plan ya están mayormente utilizadas por instalaciones eólicas. Y hay muchos otros polígonos eólicos instalados y que se siguen instalando fuera de esas zonas prioritarias. Ello es así, por supuesto, porque son las empresas las que deciden dónde quieren colocar sus infraestructuras.
A ello se le une la falta de una regulación de los suelos en los que se pueden implantar las instalaciones eólicas y fotovoltaicas, tal y como exigía la ley foral de Cambio Climático, y que debería haber estado completada un año después de su aprobación, es decir para marzo de 2023. Más de un año después de esa fecha, dichos mapas siguen en el “limbo de los justos” y la única mención que tenemos de su evolución es una frase de este plan energético por la cual conocemos que el mapa para la eólica estaría “en fase de ejecución en la actualidad”. Y ni mención al mapa para la solar fotovoltaica. Uno más de los muchos incumplimientos del Gobierno para con la ley de Cambio Climático.
Sustrai Erakuntza ha plasmado estos y muchos otros problemas de esta planificación en las alegaciones que ha presentado. Y lo resumimos aquí porque creemos que es necesario que sea conocida la falta de interés de nuestro Gobierno por hacer frente de una manera eficaz a los problemas con los que nos enfrentamos. Porque es necesario que la ciudadanía se implique en la definición del futuro de Navarra y plantee vías y experiencias alternativas en la gestión de la energía, dado que el Plan Energético del Gobierno, como hemos visto, no afronta los retos a los que nos enfrentamos.
Artículo de opinión firmado por Jule Goñi y Martin Zelaia, miembros de la fundación Sustrai Erakuntza.