En los pasados días se discutían en el Parlamento de Navarra las diferentes propuestas de gestión de los residuos en la Comarca de Pamplona que proponen los partidos políticos. Veíamos por una parte la propuesta de la Mancomunidad de instalar una gran planta de gestión de residuos en la Ciudad del Transporte de Imarcoain. Y por otra la propuesta de mantener abierto el vertedero de Gongora e implantar en él una planta de gestión de residuos.
Ambas propuestas tienen sus carencias y sus indefiniciones. La primera no especifica cual sería el destino de todos los residuos que no fueran posible reciclar en la planta de Imarcoain, y precisarían de un lugar de vertido. Y la segunda no especifica el tipo de planta de gestión de residuos que se instalaría en Gongora. Pero ambas adolecen de un mismo problema: no buscan acabar con el contenedor verde.
Porque en el fondo estamos en una discusión bizantina de si queremos poner la planta en Imarcoain o en Gongora. En ningún momento se discute del modelo de gestión de los residuos que se propone. Porque el problema no es donde se implantarán las infraestructuras que gestionen los residuos. Ni tampoco el tamaño o tipo de planta que se quiere construir. El problema es como hacer frente al mantenimiento del contenedor verde como el punto donde depositamos la mayor cantidad de residuos.
Hay que tener en cuenta que el contenedor verde está destinado a la recogida de residuos sin ninguna separación entre las diferentes fracciones de los mismos. En él va todo mezclado, y así se deposita en el vertedero.
De este modo, el mantenimiento del mismo, y el hecho de que continúe siendo el lugar donde acaban la gran mayoría de los residuos de la Comarca de Pamplona, constituye el gran fracaso del sistema de reciclaje de residuos. Un fracaso que es necesario afrontar con nuevas políticas. Y la planta que ha previsto la MCP para Imarcoain no afronta ese problema. No busca ninguna nueva política que trate de romper con la tendencia de mantener al contenedor verde como el rey de los contenedores.
Pero tampoco parece que lo haga la propuesta de mantener el vertedero de Góngora. Y no lo hace porque mantiene el viejo concepto de grandes vertederos, y porque, aunque no se ha detallado, propone utilizar la planta de separación de envases que en él se encuentra, para tratar de separar lo que llega todo junto desde el contenedor verde. El mismo sistema que ha propuesto la MCP para Imarcoain.
De este modo, nos encontramos ante dos supuestas soluciones que son la misma, que utilizan grandes plantas llenas de “modernas” máquinas, y que tratan de realizar algo que a todas luces se antoja imposible: separar los residuos que los usuarios hemos juntado. Algo que solo se puede realizar de manera eficaz si se realiza en casa, en el inicio de la cadena de producción de residuos. Las únicas soluciones eficaces para gestionar adecuadamente los residuos se han de establecer en su origen, en el momento de la adquisición de los productos que posteriormente acaban siendo residuos, y en el momento de la creación de los mismos.
Es necesario reducir el consumo de productos que acaben como residuos, elegir los productos que menos residuos generen, y finalmente separar adecuadamente los residuos en sus diferentes fracciones. Esa es la única solución, y las “plantas” no hacen frente a eso.
De este modo, los gestores de residuos, como es el caso de la MCP, deben de implantar aquellos tipos de sistemas de recogida que posibiliten que la ciudadanía nos veamos obligados a separar adecuadamente los residuos. Y eso no es una entelequia. Dichos sistemas existen. Por ejemplo, la recogida puerta a puerta, que tan buenos resultados está deparando a lugares como Sakana, Gipuzkoa o Catalunya. Pero no es el único sistema, y se pueden probar múltiples soluciones, muchas de las cuales se están probando en muchos y diversos municipios.
Y por otra parte, también el formato y sistema de gestión que se elige para las plantas de residuos tienen mucha influencia en los resultados. Así, por ejemplo, el poner el foco de la gestión de residuos en la fracción orgánica de los mismos, es capaz de cambiar mucho el resultado. Es el caso de la propuesta que realizó la fundación Sustrai Erakuntza, de instalación de varias plantas pequeñas en la Comarca de Pamplona, empezando por aquellas que realizan un compostaje aerobio de la fracción orgánica de los residuos separados en el contenedor marrón.
De este modo, proponemos que se deje de discutir el lugar donde se ha de construir la planta de residuos, y se pase a discutir el modelo de gestión que se ha de realizar, y como conseguir acabar con el contenedor verde. Porque ahí está el verdadero problema.