La Cumbre sobre el Clima (COP21) en París, con la participación de 196 estados tiene complicado alcanzar un acuerdo mundial y vinculante con el objetivo de limitar el progresivo aumento de la temperatura. Pero incluso con acuerdo y todo, todavía no entendemos que la firma de un acuerdo en Paris no nos acerca a la solución, incluso nos puede llegar a alejar porque hay personas que creen que las soluciones vendrán de por allí, de alguna tecnología por descubrir, de más inversión en I+D+I, sin querer mirar realmente la causa del problema, que está aquí y somos nosotros/as.
En pleno 2015, y después de todo el marketing que hemos padecido estos años, Navarra presenta suspenso en emisiones contaminantes ya que queda lejos de cumplir ni siquiera los mínimos comprometidos y firmados en Kyoto. La Comunidad Foral, no solo no ha cumplido su compromiso, sino las ha superado sustancialmente y en pleno desarrollo de las energías renovables. Esto es consecuencia de todos y todas, de los/as que gobernaban antes y de los/as que gobiernan ahora. Evidentemente todas las personas no tenemos el mismo grado de responsabilidad, pero esto es consecuencia del modelo de sociedad que formamos entre todos y todas las navarras. El objetivo de la cumbre, que atañe a todos los estados, es claro, alcanzable y necesario según el consenso generalizado de la comunidad científica y de distintos organismos investigadores, académicos, institucionales y políticos, pero que determinados intereses económicos han hecho imposible hasta ahora.
Esto está muy bien pero es muy poco concreto. ¿Qué tal si bajamos la escala y nos acercamos a Navarra? ¿De qué estamos hablando? Por ejemplo, se habla de plantear un cambio de paradigma en nuestra forma de producir energía y de aplicarla al transporte y a todos los aspectos de nuestra vida cotidiana. Es decir y por concretar se podría empezar por cerrar la central térmica de ciclo combinado de Castejón que se ha declarado ilegal en sentencia firme por los Tribunales de Justicia. Central térmica que de hecho no produce electricidad para Navarra. Sin embargo, las decisiones más duras están aún por tomar y aquí por lo que se intuye no se quiere cambiar un ápice la trayectoria que nos ha llevado a incumplir por mucho el protocolo de Kyoto.
Parece ser que el Gobierno de Navarra ha estado en París y firmó con un centenar de regiones un acuerdo para reducir un 80% las emisiones de Navarra para el 2050. Pero si queremos reducir un 80% las emisiones, entendemos que ya sabemos de dónde proceden las emisiones. ¿De dónde proceden las emisiones?, básicamente son consecuencia del uso de energía y que simplificando es energía mecánica, energía eléctrica y energía térmica. Hasta aquí muy bien, ¿pero en qué usamos la energía? Pues la usamos en lo que vemos en las facturas, por ejemplo en la iluminación, en la gasolina del coche, en el gas natural de la calefacción, etc., pero eso que vemos en las “facturas energéticas” apenas supone un 20% de la energía que realmente usamos. Usamos mucha más energía en todo aquello que consumimos y que a su vez producimos: una verdura de invernadero en invierno, comprar de un coche nuevo, utensilios de usar y tirar, minas y canteras para construir el Navarra Arena, la ampliación del aeropuerto y otros utensilios innecesarios, etc.
Si miramos las decisiones de nuestras Instituciones, se puede destacar la generación de emisiones como consecuencia de la construcción de infraestructuras innecesarias e insostenibles que además luego tienen a su vez una herencia negativa de más derroche energético. El proyecto estrella que cumple todos los requisitos de más emisiones y más incumplimiento, es el Tren de Altas Prestaciones (TAV), por su tamaño, su no justificación, su presupuesto desorbitado y sus consecuencias negativas hacia las personas repartidas por todo el territorio. Casi simultáneamente a la cumbre de Paris, se ha publicado que el Gobierno de Navarra ha optado por paralizar temporalmente las obras en el tramo del Tren de Alta Velocidad entre Castejón y la Comarca de Pamplona y parece que apuesta por seguir con el proyecto en la zona de Etxabakoitz, en concreto, construyendo una nueva estación para el TAV y modificando el bucle ferroviario que circunvala Pamplona/Iruña.
Es decir tenemos una parte del Gobierno firmando en París una reducción del 80% de las emisiones y una parte del Gobierno firmando en Navarra su intención de aumentarlas vía construcción del Tren de Altas Prestaciones y estación nueva. Seguimos sin darnos cuenta que la energía y el medio ambiente son cuestiones de raíz y por lo tanto son transversales a todos los departamentos del Gobierno de Navarra y transversales a todos los poros de la sociedad. No se puede soplar y sorber a la vez, es imposible. Un departamento de Fomento tomando decisiones que van en contra directamente de lo que el Departamento de Medio Ambiente está firmando. Es un error mayúsculo entenderlas como una cuestión exclusiva y estanca de un departamento concreto.
Todavía no nos enteramos de lo qué es la energía. La energía no es más que un indicador social, es la sombra del modelo social que formamos entre todos y todas. Si queremos reducir las emisiones un 80%, hay que reducir el consumo energético otro tanto y esto sólo puede surgir de plantear soluciones y cambios a la sociedad y para esto hace falta saber tomar decisiones con inteligencia y eficacia. ¿Se han parado a pensar hacía qué dirección necesitan el tren la mayoría de los navarros y navarras? ¿Qué tipo de tren necesitamos? ¿Hay algún informe estadístico que contabilice que necesidades de tren hay en dirección Bilbao y qué necesidades de tren hay en dirección Madrid? Más que nada, que igual construyen la nueva vía Pamplona/Iruña-“Y vasca” y luego resulta que la utilizan 20 navarros/as al día, como ha sucedido con numerosas vías de TAV en España, algunas de ellas cerradas apenas después de inaugurarlas.
Pero independientemente de cuántas personas la utilicen, ¿Es esta la máxima prioridad de inversión en Navarra? ¿Qué informes técnicos avalan esta decisión? ¿Hay realizada una planificación de movilidad en Navarra? o al menos ¿hay una planificación de mejora del ferrocarril en Navarra? o ¿son puras decisiones a base de talonario? Además, resulta que la DIA (Declaración de Impacto Ambiental) del TAV en la zona de Pamplona/Iruña está caducada, es inexistente. Sin embargo no parece muy razonable, promover la estación del TAV en Etxabakoitz si la vía ferroviaria no se puede mover porque no tiene Declaración de Impacto Ambiental. ¿Qué pasa si se construye la nueva estación del TAV y luego no se permite mover la vía del tren porque no lo permite la DIA? La pregunta puede parecer absurda, pero es exactamente la misma pregunta que no se hicieron años atrás ni UPN-PP ni PSN. Ahí tenemos el Navarra Arena cerrado y sin saber qué hacer, un pabellón de Altas Prestaciones, con un gran derroche económico, sin justificación, sin informes técnicos que avalaban la decisión de su construcción y con las Federaciones Deportivas en condiciones lamentables por falta de dinero porque se gastó en cemento.
Ahí está la construcción del Aeropuerto de Noain, también de altas prestaciones, casi cerrado e igualmente sin avales técnicos que justificasen la decisión de derrochar 7.000 millones de pesetas en su construcción. ¿En qué informes técnicos se ha basado el Gobierno para tomar esta decisión? ¿Hay algún estudio sociológico que determine que hace falta una nueva estación? ¿Con ese tamaño? ¿Hay algún informe técnico que haya analizado la rentabilidad económica de esta decisión? ¿Se han tenido en cuenta las afecciones medioambientales y sociales que tendría la modificación de la vía en pueblos como Arazuri, Ororbia, Iza o en el propio río Arga en su zona inundable a su paso por Ororbia? ¿Se han calculado las emisiones que se van a añadir como consecuencia de su construcción y su uso? La situación económica actual, en crisis desde el 2008, nos había hecho pensar que los tiempos de la especulación económica con el cemento eran cosa del pasado, que habíamos aprendido algo de todo lo sucedido, y que de alguna manera de ahora en adelante las posibles necesidades y demandas de esta sociedad se intentarían cubrir con más sentido común utilizando alternativas más inteligentes y eficaces.
Sin embargo, en este proyecto se vuelve a lo de siempre, se propone la construcción de una nueva estación y plataforma ferroviaria, ignorando y olvidando lo existente. El derroche energético es consecuencia de una sociedad derrochadora. Esta duplicación de derroches económicos es dañina para la sociedad navarra, y además destructora del medio ambiente de la comunidad. Es dañina para la economía porque supone un dispendio económico innecesario, dado que no añade ningún beneficio cualitativo a la red de transportes. Tras la adaptación de las vías actuales con una inversión mínima, estas podrán absorber todas las necesidades de desplazamiento de pasajeros/as y mercancías, tanto en ancho convencional como en ancho internacional. Y todo ello con un gasto mucho más pequeño.
El proyecto de Tren de Altas Prestaciones (TAV), bien sea el tramo Zuasti – Y Vasca o bien sea la eliminación del bucle ferroviario en la Comarca de Pamplona con su estación en Etxabakoitz, está caducado y obsoleto. La propuesta técnica, los planos y en general la definición de este proyecto tiene más de veinte años, y le pueden cambiar el nombre o pueden utilizar los eufemismos que quieran, pero insistimos que no se ha movido una coma del proyecto original. Esto no soluciona nada relativo a lo que se está hablando y firmando en Paris, muy al contrario agranda y aumenta el problema que ya tenemos. No podemos asumir que se insista con la misma idea vieja y caduca.
En Navarra no tenemos ni siquiera una planificación de movilidad y transporte que sirva como guión para tomar las decisiones. Para definir qué modelo realmente necesitamos. Durante años, la construcción de infraestructuras, necesarias o no, ha inflado la burbuja especulativa del hormigón, mientras se alentaba la especulación en los mercados financieros con la deuda que contraíamos de por vida todos los navarros y navarras para poder financiarlas en detrimento de recortes económicos en todos los servicios públicos como sanidad, educación y servicios sociales. Esto, está medido con el consumo energético que hemos tenido, la energía está ahí indicándonos lo que hemos hecho como sociedad.
El Tren de Altas Prestaciones (TAV) es un modelo de transporte altamente despilfarrador de energía y materias primas tanto en la construcción de la nueva plataforma como en su propio uso. Las canteras y escombreras vinculadas a este proyecto no son pocas, y en Navarra tenemos numerosos ejemplos al respecto. Pero además su consumo energético es muy elevado, mayor que el del tren convencional, por lo que su desarrollo sirve de base para justificar el mantenimiento de las ilegales centrales térmicas de Castejón, y esta a su vez para justificar las impactantes líneas de alta tensión.
Por todo este conjunto de motivos, es necesario demostrar inteligencia y eficacia apoyando la opción de mejorar, todo lo necesario, la actual vía ferroviaria en toda Navarra, y oponerse contundentemente a la construcción de cualquier trozo del viejo y caduco proyecto del Tren de Alta Velocidad, se ejecute en Tafalla o se ejecute en Etxabakoitz. Las soluciones no están en Paris, las soluciones y las decisiones están aquí.
Por Xabier Zubialde Legarreta. Fundación Sustrai Erakuntza. Publicado en el Diario de Noticias del viernes 11 de diciembre de 2015.