Que estamos atravesando una crisis ecosocial muy profunda parece evidente. Que es necesaria una transición energética parece inevitable. Sin embargo, que la transición energética debería ir de la mano de una regeneración ecológica para reintegrar nuestra economía en la biosfera ya no parece tan claro. Y aún menos claro, que la transición verde que se está imponiendo sirva para cuestionar el poder de las grandes corporaciones energéticas. Basta con comprobar cómo, de la mano de los Estados, del Pacto Verde Europeo y de los Fondos Next Generation, se están atrayendo a toda clase de empresas, multinacionales, fondos de inversión… que ven en la electrificación simplemente una oportunidad de negocio.
Una de estas manos que mecen el negocio de la renovables, con graves implicaciones sociales y medioambientales, y que ahora planea macrolíneas de alta tensión también por Navarra, es Forestalia. Una empresa que representa el carácter advenedizo, oportunista y especulativo que rodea a la explotación energética.
A Forestalia no le falta nada. En sus valores fundacionales encontraremos responsabilidad, sostenibilidad, desarrollo del mundo rural, descarbonización. Pero la realidad pinta de otra manera. Una empresa con orígenes en el Grupo Jorge, una de las mayores empresas cárnicas y exportadoras de porcino del Estado español. Una empresa que ha sabido fichar para su consejo de administración a personas de distintos partidos en la Diputación General de Aragón, Generalitat o Gobierno de España. José Manuel Soria exministro del PP y Julio Tejedo, exsecretario de la Presidencia del PSOE en Aragón sus últimos grandes fichajes. Una empresa que acapara miles de MW en las subastas ministeriales calificados como pelotazos por parte de la prensa; con decenas de proyectos que han sufrido el rechazo popular en pueblos y comarcas aragonesas; y envuelta en operaciones especulativas de compraventa de proyectos para hacer caja.
Ahora Forestalia pretende proyectar dos grandes macrolíneas de alta tensión. En Navarra. Y por ahora, cuenta con la declaración de impacto ambiental positiva por parte del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico (MITERD). La primera, de 270 km de longitud, llevaría electricidad desde las Cinco Villas de Zaragoza, pasando por Carcastillo, Zona Media, Comarca de Pamplona y Sakana, hasta Gatika (Bizkaia) y Vitoria (Álava). Esta línea tiene además un tercer ramal, desde Olite hasta la subestación de Castejón. La otra línea, con más de 200 km, se origina en la comarca de Tauste de Zaragoza, y afectaría a la Ribera navarra, La Rioja, Álava y Burgos. Al mismo tiempo, Forestalia planea llevar sus excedentes de Aragón a Cataluña y Valencia a través de más líneas de alta tensión.
Nos encontramos ante una iniciativa que no tiene ninguna lógica energética. Con estos proyectos, Forestalia está haciendo pasar por líneas de evacuación de electricidad verdaderas líneas de transporte, contraviniendo la Ley 24/2013 del Sector Eléctrico donde se asigna a Red Eléctrica de España S.A. como transportista única de esta actividad. Un obstáculo más en la necesaria socialización, publificación y planificación democrática del sector energético. Impide avanzar en un modelo distribuido, diversificado y descentralizado, a la vez que contraviene un principio de sostenibilidad como debería ser el de acercar los puntos de producción y consumo. Es del todo irracional que infraestructuras de energías renovables situadas en Zaragoza obtengan punto de enganche para evacuar su electricidad en puntos lejanos como Burgos, Bizkaia, Álava, La Rioja o Navarra.
No tiene tampoco lógica ambiental. Una de las dos líneas de Forestalia coincide en una parte importante de su trazado con la proyectada línea de REE Muruarte – Itsaso (Gipuzkoa). Ambas líneas discurrirían paralelas durante 92 km, separadas por una distancia de unos 200 metros. De esta manera, los impactos de este tipo de infraestructuras en el medio ambiente y el territorio (eliminación del arbolado, efecto barrera, campos electromagnéticos, avifauna) se duplicarán por la presencia conjunta de las dos líneas. A nuestro entender, los efectos acumulativos de estos dos proyectos no han sido tomados en consideración por parte del Ministerio.
Finalmente, podemos estar asistiendo a un nuevo capítulo de la utilización de la energía para llenar bolsillos privados. Ante la expectativa de generar unos excedentes de electricidad estratosféricos, con dificultad de salida en la actual red, Forestalia pretende, con unas líneas sobredimensionadas, transportar y vender electricidad generada en proyectos propios o de otras empresas a los grandes núcleos industriales (Bilbao, Vitoria, Barcelona, Tarragona, Valencia). No estaríamos hablando en este caso de una respuesta a la crisis ecológica, o de sensibilidad medioambiental. Simplemente se trataría de una respuesta para garantizar la viabilidad económica de un proyecto empresarial que genera muchas dudas y deudas.
Forestalia es una mano más que mece la cuna de las renovables. Hay bastantes más. Y todas ellas sobran. En el nombre de una supuesta “transición energética” se están permitiendo que empresas privadas campen a sus anchas, y provoquen una nueva burbuja económica. Un desastre que no se puede permitir, ni siquiera invocando a beneficios mayores como es la supuesta lucha contra el Cambio Climático. Porque lo único que pretenden es satisfacer su sed de negocio, acabando con la soberanía popular, la biodiversidad, el territorio y los recursos naturales del planeta. Una vez más conviene repetirlo y reivindicarlo. Es necesaria una moratoria a todos estos proyectos, para poder racionalizarlos, ordenarlos y planificarlos democráticamente en condiciones.
Artículo de opinión firmado por Mikel Saralegi Otsakar y Jule Goñi Montero, miembros de la fundación Sustrai Erakuntza.