La fundación Sustrai Erakuntza es un movimiento social que en Navarra trabaja para ayudar a otros movimientos sociales, vecinales, grupos ecologistas… Tratamos de que puedan tener acceso a la justicia, a las personas que conocen los aspectos técnicos de sus preocupaciones… Tratamos de facilitar que puedan llevar a cabo su lucha, cargándoles de argumentos.
Fruto de ese trabajo de análisis de la realidad Navarra hemos llegado a la conclusión de la necesidad que tenemos de realizar un cambio social profundo. Porque los problemas de nuestra sociedad no se arreglan con nuevas tecnologías, con juegos contables de altas o bajas finanzas, o aumentando el gasto público en grandes e inútiles infraestructuras. Los problemas que tenemos, las crisis por las que atravesamos, son profundas y necesitan medidas de calado para hacerles frente.
Estos días se habla largo y tendido de la emergencia climática. Y pretenden hacernos creer que están tratando de solucionar ese problema, juntándose en reuniones de “altura”. Reuniones que consiguen realizar gracias a los combustibles fósiles que hacen que vuelen los aviones en los que vienen. Y que no hacen otra cosa que hacer mas grave aun el problema…
Pero no solamente en Madrid tenemos un problema. Aquí también hacen lo mismo. Pintar de verde lo que no es mas que destrucción del medio ambiente y explotación de la clase trabajadora. No hay mas que ver el último intento del Gobierno Vasco de hacer pasar por transporte sostenible, como si fuera lucha contra el cambio climático, lo que no es mas que seguir enterrando dinero y destrozando el medio ambiente en las obras del TAV, de la Y-Vasca.
Y no solo aquí. En Navarra también hacen lo mismo. Continúan con las obras del TAV, ahora con mas fuerza que cuando gobernaba UPN. Y siguen impulsando y tratando de ampliar el Canal de Navarra, las autopistas eléctricas; no cierran, como deberían, las ilegales centrales térmicas de Castejón… Y este otoño, el Gobierno de Navarra se ha empeñado en hacernos creer que las grandes minas que impulsa, la de potasas en la zona de Sangüesa, o la nueva que quieren abrir de magnesita en plena Zona Protegida de Erdiz, en Baztan, son sostenibles. Una gran campaña, pagada por los bolsillos de todos y todas las navarras, por la que han invitado a jubilados a ver las minas, y han convidado a expertos para decir que su actividad es “compatible con el medio ambiente”… Que le pregunten a los baserritarras de Baztan si el que dejen sin pastos a sus vacas es compatible!!
Y con el TAV tres cuartos de lo mismo. Estudios recientes realizados por profesores de la UPV han demostrado sin lugar a dudas que el Tren de Alta Velocidad no va a reducir las emisiones de CO2 que genera el trafico de coches y camiones, ni aun en el escenario mas optimista de trasvase de viajeros y mercancías desde la carretera al tren. Porque según los cálculos que han realizado con esos escenarios optimistas, las emisiones que se están generando en la construcción actualmente, no se compensarán ni en 100 años de uso del TAV, si se realizara ese trasvase. Y eso es altamente improbable. Sobre todo si tenemos en cuenta que el TAV no llevará mercancías.
Porque esa es otra de las mentiras que tanto les gustan, para intentar ganar elecciones. Construyen una infraestructura carisma, mas cara aun porque la dimensionan intentando que pueda llevar mercancías, para que luego no las lleve. Así lo afirman todos los expertos y empresarios del ramo, que prefieren para sus mercancías el lento, barato y confiable tren convencional, antes que la cara y rápida alta velocidad. Y así lo demuestra la quiebra de la única operadora de mercancías en el TAV del Estado, y de toda Europa, la que operaba entre el puerto de Barcelona y la frontera francesa.
De este modo, no podemos permitir que los diferentes gobiernos sigan empeñados en esta locura, sigan empeñados en grandes obras inútiles como la del TAV, y mientras condenen a las zonas rurales a la destrucción que estas y otras nos traen, sea el TAV, o las autopistas eléctricas o las minas. Todas ellas al servicio de los mismos grandes empresarios que se lucran gracias al capital natural de todos y todas.
Porque están expoliando cada vez más territorios, comprando y acaparando tierras en lugares cada vez más lejanos, privatizando el agua y los recursos naturales, artificializando el entorno, o extrayendo recursos y energía cada vez de lugares más profundos. Y últimamente además, lo hacen en nombre de la salvación de la humanidad y del planeta, lo hacen diciendo que ese expolio arreglará lo que ellos mismos han estropeado, luchará contra el cambio climático.
Y no se plantean en ningún momento que lo que produce esta emergencia climática es el consumo desaforado de todo tipo de recursos que realizamos. Ese consumo de todo tipo de bienes, la mayoría de los cuales se siguen produciendo utilizando grandes cantidades de combustibles fósiles, los verdaderos causantes del cambio climático. Porque tanto la industria como el transporte son los mayores consumidores de estos combustibles, que además son en muchos casos difíciles de sustituir por otras energías sostenibles.
Por este motivo, es necesario que reduzcamos el consumo de bienes y servicios. Es necesario que vallamos hacia un decrecimiento consciente y planificado. Porque en algún momento, debido a la crisis climática y al agotamiento de los recursos, ese decrecimiento se va a producir. No podemos seguir creciendo perpetuamente, aumentando indefinidamente la extracción de recursos de un planeta que es finito. Por lo tanto debemos de organizar ya ese decrecimiento.
Pero eso no se puede hacer de cualquier manera. No se puede hacer, como intentó hacer Macron en Francia: aumentar los impuestos a los combustibles fósiles aduciendo para ello la lucha contra el cambio climático, sin dar soluciones a la ciudadanía que se ve obligada a desplazarse para trabajar, para comprar, para vivir. Las soluciones han de ser globales, y sin dejar a nadie atrás. Se ha de luchar por el medio ambiente, pero a la vez pensar en las zonas rurales malamente comunicadas, o en los barrios marginales que no tienen transporte público.
Por eso, desde la fundación Sustrai hemos propuesto el mantenimiento y potenciación de un Tren Público y Social que sirva para unir las comarcas y las capitales, que sirva para mercancías y para pasajeros, y que no deje a nadie tirado. Pero hoy queremos ir mas allá. Creemos que el modelo del ferrocarril se debe de potenciar y extender a todas las regiones y comarcas posibles. Necesitamos nuevas líneas de ferrocarril en toda Euskal Herria. Porque es el único medio de transporte que es fácilmente electrificarle. Y hay que recordar que las energías renovables de que disponemos son mayormente en forma de electricidad.
Necesitamos que los gobiernos impulsen decididamente un transporte público y sostenible, para que de verdad podamos abandonar el coche privado. Un transporte público tanto para las ciudades que ya lo tienen actualmente, como para las que aun no disponen de él… y también para las zonas rurales. Para que no se queden incomunicadas, y para que no tengamos que salir aquí también a la calle con chalecos amarillos.
Y para ello, es importante que ese transporte público y sostenible sea gratuito. Financiado a través de los impuestos que pagamos todas y todos. Como lo es la sanidad o la educación. Porque esta será una de las medidas que de verdad contribuirá a que el transporte público tome prioridad al uso del coche privado. Porque es la forma que nos ayudará para que cambiemos. Y ese cambio ha de ser rápido, es urgente, si queremos poder seguir viviendo en este planeta.
De esta manera, pensamos que para que los cambios que se avecinan sean los adecuados, necesitamos de una verdadera soberanía popular, energética, alimentaria… Y tenemos que luchar para conseguirla. Tenemos que impulsar formas de cambiar la sociedad en la que vivimos, y para ello es necesario que trabajemos en común los movimientos sociales de todo tipo junto con los sindicales.
Es por ello muy importante que salgamos a la calle, y que organicemos paros masivos como la huelga general prevista para el 30 de enero. Porque es necesario demostrar que estamos dispuestos a parar, a no producir ni consumir, para salvarnos, y salvar el planeta.
Y por ello es importante que en esa huelga se escuchen las voces que dicen alto y claro cual es el verdadero problema al que nos enfrentamos. Que no es otro que el CAPITALISMO. Ese monstruo que devora la naturaleza y sus recursos como si no hubiera mañana; sin importarle el hecho de que el planeta es finito, y que debemos permitir que también las futuras generaciones puedan vivir.
Por eso, creemos necesario que en las reivindicaciones de la huelga general del 30 de enero se recoja la necesidad de dar un giro de 180 grados y cambiar a un sistema que permita la continuidad de la vida de la especie humana en el planeta. Es necesario que todas las reivindicaciones de ese día entren dentro de estos parámetros. Porque posiblemente no sea posible mantener el nivel de vida que actualmente llevamos en el mundo occidental, y en Euskal Herria en particular. Y sin embargo, creemos que existen modos de vida compatibles con los límites del planeta, y en los que todos y todas podríamos ser felices.
Por eso, os pido que reflexionemos profundamente, y para el 30 salgamos a la calle dispuestos a un cambio radical, tanto en las relaciones laborales, como en las relaciones con el medio ambiente y el planeta. Para que todas y todos quepamos en el, la gente que vivimos aquí, la que vive en el resto de países, incluido ese sur global que tanto nos cuesta recordar. Y para que también las generaciones venideras quepan, y puedan disfrutar de su vida.
Porque es necesario cambiar y el cambio es posible, vamos a intentarlo!!