Presentamos nuestro informe “Hacia la soberanía energética de Navarra: propuesta para el debate“. Se trata de un largo texto de análisis de la realidad energética de Navarra y una propuesta con claves para la búsqueda de soluciones a la crisis energética. El texto completo del informe lo puedes obtener aquí en formato PDF y también en formato EPUB para libros electrónicos. Y a continuación la nota de prensa que hemos entregado en el acto de presentación del documento (realizado en Katakrak), que sirve también de resumen al mismo, junto con: vídeo, audio, fotografías, presentaciones…
Pero antes del texto de resumen del informe, puedes ver a Xabier Zubialde entrevistado por Ahotsa.info, en el siguiente vídeo, que resume rápidamente el contenido de la presentación:
Así mismo, también puedes escuchar a Pablo Lorente entrevistado en Eguzki Irratia (archivos de audio alojados en archive.org):
Finalmente, hemos preparado también un test sobre el tema, y una presentación que puedes ver on-line, para conocer rapidamente el tema (para verla necesitarás flash en el navedador) y que también la tienes en formato PDF.
Hacia la soberanía energética de Navarra: propuesta para el debate
RESUMEN
La gran mayoría de la energía que utilizamos en Navarra deriva del petróleo y del gas natural, reflejo de la gran dependencia energética que padecemos. El petróleo supone el 39,5% de la energía total, utilizado sobre todo en el transporte. Le sigue de cerca el gas natural con un 34,11% y es consumido en su mayor parte en las centrales térmicas de Castejón. A mucha distancia vienen el carbón y el coque producido con residuos del petróleo, como el utilizado por Cementos Portland en Olazagutia/Olazti, que suponen un 4% de la energía total utilizada en Navarra. Finalmente, dentro de las energías no renovables se puede citar un pequeño consumo de energía eléctrica de origen nuclear, del que no existen datos en ningún plan energético. En cuanto al porcentaje de consumo de energías renovables en Navarra, se ha de decir que realmente es reducido, un 17% del total, aunque en realidad no todas estas energías se produzcan aquí.
Los diferentes planes energéticos de Navarra han tenido como objetivo constante el aumento de la producción de energía, especialmente en grandes instalaciones. En estos planes no se ha planteado un “Techo Energético” ni a la producción ni al consumo; al contrario, se plantean objetivos crecientes de producción energética, sin buscar objetivos de reducción por cada tipo de energía ofertado. En cuanto al consumo, sorprende ver que el segundo plan preveía duplicarlo respecto al primero. A pesar de los tres planes energéticos de los últimos años, la emisión de Gases de Efecto Invernadero (GEI) ha aumentado del orden de un 65% respecto a las emisiones de 1990 (objetivo del Protocolo de Kioto: 15%).
El aumento del consumo de energía de las últimas décadas ha sido mucho mayor que el de la población y el de la producción económica, lo que nos indica que Navarra derrocha energía, sobre todo derivados del petróleo. La industria y el transporte son los sectores que más consumen.
Navarra es una comunidad de fuerte dependencia energética con otros territorios. Curiosamente pese a esto, Navarra exporta energía eléctrica, dado que producimos más electricidad de la que necesitamos. Esto hace que exista una gran concentración de líneas de transporte de electricidad y haya planes para aumentarlas, como es el caso de la proyectada Línea de Alta Tensión Dicastillo – Itsaso.
A nivel mundial, nos encontramos en un contexto de disminución paulatina de las energías fósiles disponibles. La disminución de la energía utilizable parece que va avanzando a la misma velocidad que se hinchan las burbujas que promueven su despilfarro. Lo podemos ver con la expansión descontrolada que han sufrido algunas energías renovables (eólica y solar sobre todo), y la que parece que se prepara con la extracción de gas natural a través de la técnica de la fractura hidráulica o fracking.
El de la energía eléctrica, pese a su supuesta ‘liberalización’, está privatizado y controlado por un oligopolio de empresas productoras. De él somos víctimas los/as consumidores/as de electricidad. Los criterios que fijan su precio son opacos. Los precios incluyen suculentos beneficios especulativos pero apenas tienen en cuenta los costes reales de producción, ni mucho menos los costes ambientales y sociales que su uso suponen, como el derivado de las centrales nucleares, definido por el Banco Mundial como “un enorme despilfarro”.
El problema del Cambio Climático está siendo aprovechado por el gran capital para sacar rendimiento. De él ha surgido un nicho de negocio, al habilitarse unos mecanismos a nivel internacional que dicen intentar frenar la llegada de GEI a la atmósfera, pero que realmente lo que consiguen es ampliar su negocio en áreas que antes no existían, comercializando Permisos de Emisión de GEI.
En Navarra, según la Estrategia frente al Cambio Climático la emisión de GEI en Navarra se ha incrementado en los últimos años. Las empresas que más contribuyen a ello son las centrales térmicas de Castejón, seguidas por Cementos Portland en Olazagutia/Olazti. También el transporte tiene un importante peso en la emisión de GEI, siendo el sector que más ha aumentado su emisión. Sin embargo, las alternativas de que se proponen no parecen que vayan a reducir esas tasas, más bien sirven para crear nuevos nichos de especulación para las grandes compañías. Nos referimos al Tren de Alta Velocidad o Tren de Altas Prestaciones y al coche eléctrico, que servirían para afianzar el negocio de las grandes compañías eléctricas, entre otras.
De todo esto, concluimos lo que ya sospechábamos, el interés del poder económico y político por el control de las fuentes energéticas. De ahí las ‘puertas giratorias’.
Propuestas hacia la Soberanía Energética de Navarra
Ante la crisis energética y de recursos en Navarra y en el mundo, desde Sustrai Erakuntza proponemos una alternativa, un cambio de rumbo. Proponemos un Plan que avance en dirección hacia la soberanía energética de Navarra. Este Plan incluye diversas propuestas que van más allá de la mera gestión energética o de las llamadas energías renovables. Implican actuar en el ámbito social y político autonómico, comarcal y local, en la política agraria y alimentaria, en la movilidad, en los residuos, en las viviendas, etc. Se fundamenta en crear unas pautas alternativas a los planteamientos oficiales en cuestiones energéticas, pues se ha demostrado que ni Gobiernos, y mucho menos corporaciones energéticas transnacionales, velan ni van a velar por el interés general de las personas.
En el documento publicado tratamos de definir una política energética que asegure mínimos como el derecho a disponer de la energía necesaria para cubrir las necesidades básicas de una persona, así como la generación de esa energía con fuentes renovables y locales. De este modo, a través de una gestión pública de la energía, nuestra comunidad recuperaría el derecho a poder decidir la gestión que realizamos en nuestro territorio. Sería algo así como el derecho de autodeterminación de nuestro pueblo frente a un modelo de gestión energética impuesto, como es el actual. Habría que desarrollar un plan de transición para nuestra Comunidad y para cada municipio, planes todos ellos coordinados y complementarios, partiendo de la realidad actual hacia otro escenario de futuro, hacia otro modelo social.
Así, creemos que es necesario que la planificación energética defina como punto de partida el Techo Energético, la cantidad de energía primaria máxima suficiente para cada persona, y por tanto para el conjunto de los habitantes de Navarra. Esta medida debería ir ligada a otra que ajustara la demanda de energía de l@s navarr@s con la oferta de energía producida en nuestra Comunidad. Así mismo, también es necesario establecer precios reales de la energía, que tengan en cuenta todos los costes generados en la producción de la energía, incluido los medioambientales.
Para conocer el impacto de cada persona, entidad o infraestructura, es necesario calcular su huella ecológica, un análisis en profundidad de su consumo energético y de las emisiones de GEI que produce. Pero también se ha de analizar la deuda ecológica, que corresponde al consumo de recursos naturales de otros pueblos que realizamos en Navarra, y los impactos ambientales que este consumo produce en ellos.
También es necesario conocer donde se consume energía en cada entidad o infraestructura, para lo que se deben realizar auditorías energéticas. De este modo se podrían poner en marcha las medidas que contribuyan a disminuir el consumo de energía de empresas, entidades públicas, viviendas…
Por otra parte, se está produciendo electricidad de manera concentrada en pocos puntos y en grandes cantidades, cuando su transporte a los puntos de consumo es una fuente muy importante de pérdidas de energía. Se debería descentralizar la producción energética, de manera que cada zona de amplio consumo disponga cerca de un centro de producción eléctrico y/o térmico.
Otro punto de derroche energético es el exceso de transporte de productos y personas que realizamos en nuestra sociedad. El transporte es el mayor consumidor de combustibles fósiles, y reducirlo es por tanto una buena manera de disminuir su consumo. Para ello es preciso un importante cambio en la organización social, que consiga que se consuman productos cercanos y se reduzca la necesidad de transporte para las tareas cotidianas.
En el caso de las viviendas y otros edificios, la clave para el ahorro energético es reducir la demanda de calefacción y refrigeración. Para ello es necesario invertir en la rehabilitación energética de viviendas y utilizar esta herramienta para eliminar la denominada pobreza energética.
La soberanía alimentaria, la facultad de cada pueblo para definir los alimentos que necesita para su consumo, contribuye también a reducir el consumo energético, dado que reduce su transporte y conservación. Y también contribuye a que se utilice menos combustible en su producción al promocionar la producción a pequeña escala, con pequeños y eficientes sistemas de riego, y sin el uso de agroquímicos tóxicos y derivados del petróleo.
En el caso de la gestión de los residuos también es fundamental evitar la pérdida de recursos que se produce al no volver a reaprovechar los materiales si se eliminan mediante vertedero o incineración. La fabricación de nuevo de productos consume mucha más energía que la que se “recupera” al quemarlos. Para incrementar las tasas de reciclaje, es necesario mejorar significativamente la separación selectiva, mediante el sistema puerta a puerta por ejemplo. Pero antes de reciclar, hay que centrarse en la reducción de los consumos y después priorizar la reutilización de los productos. Consumiremos menos energía reutilizando que reciclando. Y necesitaremos menos minas y canteras si reducimos nuestros consumos globales.
Y por supuesto, es necesario conseguir una implantación masiva y descentralizada de fuentes de producción de energías renovables. Porque son las únicas con las que podremos contar en el futuro. Por ello, en el texto citamos y definimos el autoconsumo energético con balance neto, las calefacciones de distrito, la rehabilitación energética de viviendas, la geotermia de baja temperatura donde se demande frío, los biocombustibles, la solar térmica, la minieólica, la minihidráulica, la cogeneración con residuos ganaderos, la biomasa (deselectrificada), y otras formas de gestión energética menos conocidas.
Pero creemos que la solución a la crisis energética no pasa solo por la implantación de energías renovables. Es necesario, como se ha repetido a lo largo de todo el texto, un cambio de modelo socio-económico surgido socialmente de abajo a arriba. Es por ello que abogamos por una economía local, buscando el decrecimiento y el consumo reducido y cercano. Y aprovechando los recursos locales de una manera sostenible. De este modo, queremos impulsar y difundir las iniciativas que empujan en esa dirección, como podrían ser los grupos y municipios en transición, y las cooperativas integrales, entre otros muchos.
En este contexto, y mientras planificamos el futuro de forma compartida y pública, apostamos por tomar medidas hacia la soberanía energética de Navarra, para alejarnos de la dependencia energética que sufrimos. Así, Sustrai Erakuntza propone paralizar de inmediato y definitivamente la construcción del corredor navarro de alta velocidad (AHT-TAV-TAP-AVE), la ampliación de la primera fase del Canal de Navarra y el recrecimiento de la presa de Yesa.
También es necesario rechazar y archivar absolutamente la proyectada línea de alta tensión Tafalla-Dicastillo-Itsaso, los proyectos de generación eléctrica en grandes centrales de biomasa (en Arguedas u Orkoien), o mega parques eólicos como El Cavar, el proyecto de incineración de residuos en la fábrica de cementos de Portland, eliminar definitivamente el PIGRN que apuesta por la “valorización energética” de residuos sólidos urbanos, la especulación inmobiliaria de Guendulain, Etxabakoitz o Aroztegia, la sobre-explotación o apertura de nuevas minas y canteras (en Zilbeti, el Perdón, etc.) o la proyectada extracción de hidrocarburos mediante el fracking. Y finalmente se deben desmantelar las ilegales centrales térmicas de Castejón.