Lo que los grupos políticos de UPN y PP venían anunciando se ha venido a confirmar hoy. Desde ambas formaciones proponen el reinicio de las obras del caduco proyecto del Tren de Altas Prestaciones (también conocido como Tren de Alta Velocidad, TAV) en Navarra. Como ya hemos demostrado en reiteradas ocasiones, el TAV es un proyecto viejo y caduco. Fue lanzado en 2004 por UPN-PP-PSN, grupos que tratan de mantenerlo “vivo” obviando cuestiones fundamentales:
- La Declaración de Impacto Ambiental del proyecto en la Comarca de Pamplona está caducada, tal y como dictó la sentencia del Tribunal Supremo en 2015, y por lo tanto los pasos técnicos y administrativos desarrollados después son técnicamente incoherentes y éticamente irresponsables.
- El proyecto ha sido desarrollado con ocultación de información pública e impidiendo la participación social, tal y como dictó la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Navarra en 2013.
- La Cámara de Comptos ha concluido que se trata de un proyecto “de otros tiempos”. El proyecto no tiene ni siquiera un informe de rentabilidad económica o un análisis de interés social.
- Irregularidades en la gestión realizada por el Gobierno de Navarra en el PSIS de nueva estación en Etxabakoitz: incumplimiento de la Ley 27/2006 que establece una serie de derechos de información y participación pública para la sociedad. Algunas alegaciones de constructoras y promotoras se solicitaron fuera del periodo de alegaciones y consiguieron un aumento de la edificabilidad. Por otro lado el PSIS no garantiza los estándares de calidad acústica actualmente vigentes para las viviendas, se da un incumplimiento los objetivos de calidad acústica establecidos por el Real Decreto 1367/2007.
De este modo, nos encontramos ante un proyecto que no tiene estudio de rentabilidad social ni económica. Se trata de una infraestructura proyectada en otro tiempo, con los parámetros económicos y sociales de otro tiempo (anteriores al 2008), en los que primero se construía y después se intentaba buscar la justificación para su construcción. Ahí está el ejemplo del Navarra Arena, que fruto de una gestión política similar, ahora se quiere poner en marcha, con el aumento de la deuda anual que supondrá por mantenimiento…
Pero también nos encontramos en una situación en la que dos partidos políticos que en Navarra no tienen responsabilidad de gobierno han decidido que las necesidades de movilidad de navarros y navarras pasan por la construcción de esta obsoleta infraestructura. No esperan a que se realice ningún análisis de la realidad, ni a la conclusión del iniciado debate en el Parlamente de Navarra sobre movilidad. “Ordeno y mando”, ellos deciden, y que el Gobierno de Navarra “arree”.
Pero no es solo responsabilidad de los dos grupos citados, el Gobierno de Navarra ha tergiversado el lenguaje, han cambiando los nombres y se ha jugado a confundir a la sociedad navarra. Expresó que se estaba proponiendo otro proyecto diferente al TAV de UPN-PP-PSN, cuando aparentemente se está proponiendo el mismo proyecto con otro nombre (Tren de Altas Prestaciones) y otra justificación. Todo sigue adelante, ahora eso sí, con un nuevo convenio económico y una coordinación entre Instituciones que lo facilita.
Porque no es prioritario firmar un nuevo convenio, sino definir qué modelo de ferrocarril necesita Navarra y una vez definido, entonces si se podría intentar firmar un convenio económico con el Estado. Firmar ahora un nuevo convenio sin haber definido el modelo de ferrocarril implica de facto, seguir básicamente con el viejo proyecto del TAV de UPN-PP-PSN. Estamos ante una decisión importante en una encrucijada histórica. Es necesario debatir y decidir el modelo de ferrocarril que necesita Navarra: un modelo español tipo TAV/TAP o un modelo europeo tipo Alemania, Suiza, etc. Alejamos las vías y estaciones de las personas, eliminamos la estación de Tafalla o por el contrario planteamos un modelo de ferrocarril vertebrador como se hace en Europa.
Porque resulta que el proyecto que ahora pretende retomar UPN-PP empeoraría la eficacia en la movilidad de las personas. En determinadas zonas de Navarra esto es paradigmático, por ejemplo en la zona Media en localidades como Tafalla, Olite, Marcilla, Villafranca, etc., perderían las conexiones ferroviarias que actualmente tienen. Para poder viajar a Madrid tendrían que desplazarse en coche hasta la nueva estación de Pamplona/Iruña, coger un tren más caro que el actual, pagar el aparcamiento para el coche, y volver a pasar en tren por la zona Media para ir hasta Madrid.
Por otra parte, eliminar el bucle ferroviario en Pamplona/Iruña no es la justificación sino la excusa para llevar a cabo este Proyecto. Por ejemplo, Berriozar tienen una problemática histórica con los riesgos y molestias del actual tren y ya deberían estar ejecutadas las soluciones a los mismos, como se hace en Europa. Solucionar la problemática en Berriozar es urgente sin esperar a proyectos faraónicos. Por otro lado, quitar el actual bucle ferroviario tendría otras consecuencias ocultadas deliberadamente, ahí está el abandono que han sufrido durante todos estos años y siguen sufriendo las 5.000 personas que viven en Etxabakoitz. Igualmente ahí están las consecuencias que tendría la nueva vía en el paraje de especial sensibilidad en el término de Ollatibar en Ororbia, o en poblaciones como Arazuri, Iza o Aldaba.
Finalmente, es necesario también hacer notar que el impacto ambiental de este proyecto es insostenible. Supone de facto un paso atrás para incumplir los acuerdos de París 2016 comprometidos y firmados por el Gobierno de Navarra, mayor derroche energético y más emisiones de CO2, como bien demostró David Hoyos en su reciente charla en el Condestable. Sin olvidar los grandes movimientos de tierra y nuevas afecciones a espacios naturales protegidos. Numerosos proyectos de canteras y escombreras se van a justificar a su paso. Navarra se alejaría de la sostenibilidad, creando una nueva infraestructura innecesaria y lineal que produciría un añadido efecto barrera para el movimiento de la fauna y también de las actividades agrícolas.
Por todo ello queremos denunciar esta forma anti-democratica de reiniciar estas obras, impuestas por la clase política y el poder económico. Creemos que es necesario que los partidos políticos, agentes sociales y personas abandonen su preocupante silencio, y establezcan claramente sus posiciones ante este derroche de dinero público totalmente injustificado.
Así, hacemos público la decisión y el compromiso de la Fundación Sustrai Erakuntza con la sociedad navarra, por el cual, damos nuestra palabra de que vamos a fiscalizar cada euro de dinero público que sea gastado en este proyecto injustificado. Pase lo que pase, vamos a fiscalizar y denunciar permanentemente el desastre económico, político y social que se intuye consecuencia de esta gestión ineficiente.
Las Instituciones Públicas (Estado y Navarra) están endeudadas para varias décadas y con la continuación de este proyecto se plantea aumentar el derroche de dinero público (3000 ó 4000 millones de euros). Esto evidentemente supondría más recortes en servicios públicos, de hecho el TAV/TAP nos mata los servicios públicos: mata la sanidad pública, mata la educación pública, la discapacidad, las políticas de género, los centros de inserción sociolaboral, la Universidad Pública, la exhumación de fosas del 36, nos mata a las ONG´s, mata los laboratorios públicos, las becas para estudios, la justicia gratuita, la cultura, mata al sector primario, el I+D+I, nos mata los centros especiales de empleo, mata los refuerzos de bomberos/as, los desahucios, mata el empleo público, mata las pensiones de jubilación, mata a GAN, mata el derecho a la justicia gratuita, mata las condiciones laborales de las urgencias hospitalarias.
Estamos ante otra gestión similar a la que realizaron UPN, PP y PSN en el Navarra Arena. Es evidente una vez mas que el TAV/TAP nos mata.