Presentamos el informe: “La gestión de los residuos domiciliarios en Navarra. Propuestas en el límite de los recursos”. Con él conocerás los desastres medioambientales que estamos creando con nuestros residuos, y las posibles soluciones. Puedes descargarlo en formato PDF y EPUB (para libros electrónicos), adquirirlo en papel en la librería Katakrak o pidiéndonoslo, o leer un resumen a continuación…
Históricamente, Navarra ha presumido de su gestión de los residuos. Es esta una creencia que viene de tiempos atrás, cuando en Navarra se dieron las primeras experiencias que trataban de buscar una salida adecuada a la cantidad de basura que generábamos, y que hoy día aun generamos en mayor cantidad.
A día de hoy todo aquello prácticamente ha desaparecido. Las mejores experiencias se olvidaron, y donde aquellas ideas se pusieron en marcha y aun continúan, no se les da el reconocimiento que merecen, y su gestión de los residuos es vilipendiada. Nos referimos a Tierra Estella, donde se implantaron las experiencias del colectivo Lorea para que los residuos pudieran ser reutilizados y reciclados adecuadamente. Su constancia en continuar reciclando no ha calado, y las principales mancomunidades han sucumbido a los cantos de sirena de las grandes empresas del sector.
Así, La Ribera construyó una gran planta de residuos y vertedero con dinero público, pero la entregó a la gestión privada. Resultado: problemas ambientales gravísimos y nulo interés por la recuperación y el reciclaje de los residuos. A día de hoy, esa planta es la que trata casi la mitad de los residuos que se recogen sin separar en Navarra. La Comarca de Pamplona, por su parte, lleva el mismo camino. De momento ha aprobado la construcción de una gran planta de residuos, de similares características que la de Tudela…
En peor situación están los residuos orgánicos, que con tanto mimo y tesón se separan en las cocinas de los hogares de gran parte de Navarra. Con ellos se debería producir compost, un abono orgánico de gran calidad y fácil producción. Fundamental para mejorar los erosionados suelos de Navarra. Sin embargo, la mayor parte de este residuo se lleva a otra empresa privada, HTN de Caparroso, filial de la macrogranja Valle de Odieta. Esta es tristemente famosa por la grave contaminación de suelos y cursos de agua en la Zona Media y Ribera de Navarra, tal y como se ha destapado recientemente. Y porque además quiere ampliar su explotación, para aumentar así la cantidad de residuos contaminantes que vertería. Pues bien, esta contaminación está formada por residuos de la explotación ganadera junto con los residuos orgánicos de las cocinas de Navarra. El esfuerzo de la ciudadanía Navarra se convierte así en contaminación.
Vemos, por lo tanto, como estamos dejando en manos de las grandes empresas privadas del sector la gestión de nuestros residuos. Y como esto crea graves impactos ambientales, sobre todo en la zona sur de nuestra comunidad. Esa es la realidad de la gestión de residuos de Navarra, por encima del mito, alentado desde el Gobierno, de la optima gestión que realizamos.
Y no podemos perder el tiempo. Las graves crisis ambiental y de recursos a las que nos enfrentamos no permiten que sigamos desperdiciando materias primas. Todo lo que desechamos y no conseguimos reciclar se pierde. Como resultado, necesitamos aumentar su tasa de extracción, algo que cada vez es mas difícil, dado que estamos alcanzando el pico de extracción de materias primas y empezamos a tener que lidiar con su escasez. En estas condiciones, se impone la necesidad de intentar cerrar lo más posible los ciclos de los materiales, para que tengan la mayor cantidad de usos posibles.
Por todo ello, en este informe proponemos una gestión de residuos participativa, sencilla y cercana. Participativa porque no hay planta que sea capaz de separar los residuos que mezclamos, tenemos que separarlos en casa desde el principio. Y para ello necesitamos unas reglas sencillas de entender, y sistemas de recogida de residuos que refuercen la responsabilidad que todos y todas tenemos en separarlos adecuadamente.
Así, proponemos que la separación de los residuos en los domicilios se base en separar prioritariamente la materia orgánica, que es la mayoritaria. Apartando esa fracción, que por su humedad tiene tendencia a contaminar los demás materiales, lo que queda es fácilmente separable en vidrio, papel y cartón, plásticos y metales. El método de recogida de estos residuos ha de poner de relieve la obligación de separar de manera adecuada. Debe permitir determinar los malos comportamientos y establecer las necesarias sanciones. Y las instalaciones a las que se lleven estos materiales deben de estar situadas lo más cerca posible a los puntos donde se originan, para minimizar su transporte, y por lo tanto su impacto ambiental. Así mismo, deben de ser pequeñas y sencillas, y sobre todo de gestión pública.
En este sentido, creemos que todavía queda alguna buena experiencia en Navarra. A la ya citada de Tierra Estella hay que unir la de Sakana, que potencia el reciclaje recogiendo los residuos separados selectivamente en las puertas de los domicilios, lo que obliga a la población a separar bien los residuos. Sakana impulsa también el tratamiento cercano de sus residuos, para lo que acaba de inaugurar una pequeña planta de compostaje de residuos orgánicos.
Estas son las tendencias que hay que impulsar en la gestión de los residuos. Sin embargo, los diferentes gobiernos de Navarra y de las mayoría de las mancomunidades no están por la labor. Como se puede comprobar en el informe, su voluntad ha sido siempre la de favorecer a las grandes empresas, y buscar sistemas complejos y caros de gestión de residuos. Sistemas que causan graves impactos ambientales y no hacen frente a las necesidades de ahorro de materias primas y energía que los nuevos tiempos precisan.