¿Necesitamos más parques eólicos en Navarra?

    22 May 2020 - Energía, Informes de Sustrai, Notas de prensa

    Artículo de opinión de la Fundación Sustrai Erakuntza que informa de nuevos proyectos de parques eólicos en el norte de Navarra (zona norte de la Comarca de Pamplona y Bortziriak), trata de visualizar la situación actual de las energías renovables, y se pregunta si más parques eólicos pueden solucionar el problema energético, o es necesario avanzar hacia nuevos objetivos. Inspirado y tratando de mejorar este artículo de Ecologistas en Acción de la Ribera

    Los diferentes gobiernos de Navarra han impulsado desde sus inicios el auge de la energía eólica en nuestros montes y campos. No hay que olvidar que el parque eólico más antiguo del Estado Español es el que se encuentra en lo alto de la Sierra de Erreniega, o de El Perdón, y acaba de cumplir 25 años…

    Sin embargo, la extensión de estas infraestructuras sobre todo por la Zona Media y la Ribera de Navarra ha traído también grandes impactos ambientales. Durante estos 25 años hemos visto como en las cumbres de algunos montes emblemáticos iban apareciendo molinos eólicos, o las llanuras esteparias acogían a estos gigantes espigados. Y veíamos también como con ello aparecía la mortandad de aves a su alrededor, o se producía la apertura de grandes pistas y caminos, la desaparición de arboledas, los movimientos de tierras, o la desnaturalización de paisajes. Se puede decir que muchas zonas completamente naturales de nuestro entorno se han visto artificializadas por la aparición de estas moles.

    Así, la población ha protestado por proyectos eólicos como los de Agrowind, Cavar o Montes del Cierzo, que se quieren instalar, o ya se han instalado, en poblaciones como Larraga, Valtierra, Tudela, Buñuel… entre otras muchas.

    Habiéndose cubierto ya la zona sur de Navarra, ahora parece que los proyectos buscan extenderse hacia el norte. Así, hemos conocido como la empresa Sacyr tiene un proyecto de construir 5 parques eólicos en el norte de la Cuenca de Pamplona. Se trataría de un total de 56 aerogeneradores de 4 MW de potencia eléctrica cada uno, lo que haría un total de 224 MW.

    Se instalarían en los términos municipales de Odieta, Juslapeña, Ezcabarte, Olaibar, Anue, Esteribar, Valle de Egüés, Lizoain y Valle de Erro, aprovechando las cumbres de los montes que separan esos valles. Causarían graves impactos en hayedos, robledales, quejigales, pinares, y otras formaciones boscosas mixtas, junto con ecosistemas con múltiples especies protegidas, tanto animales como vegetales. Se verían afectados montes emblemáticos de esas zonas, como Mendurro, Aldaun, Txapardi, Ortxikasko, Arromendi, Elixato, Ilurdotz, Lakarri o Measkoiz. Y paisajes protegidos como el del Señorio de Egulbati y el del Concejo de Elía, ambos en el Valle de Egüés.

    Pero no son los únicos, otros están a punto de ser presentados, o se presentarán en los próximos meses. En muchas zonas de la Navarra Prepirenaica, y también de la Navarra Cantábrica, como el que hemos conocido últimamente situado entre Lesaka y Bera, en las zonas conocidas como Eskolamendi, Auzoberri, Gordolea y Urbaleta…

    Limitaciones de las energías renovables

    El Plan Energético de Navarra del 2012 indicaba ya que Navarra era una comunidad autónoma excedentaria en la generación de energía eléctrica. Motivos similares llevaron al Gobierno Foral a decretar una moratoria a la instalación de más parques eólicos en 1996. Desde entonces se ha pasado a consumir menos electricidad, por lo que en la actualidad producimos más de la que necesitamos, dado que hemos seguido añadiendo nuevas fuentes de producción, y no hemos eliminado ninguna de las existentes, como por ejemplo pudieran ser las ilegales centrales térmicas de Castejón.

    Con la actual capacidad de producción eólica estamos ante la histórica circunstancia de que en determinadas horas y días el 100% de la electricidad consumida en Navarra ya está siendo suministrada por las renovables. E incluso en unos 100 días al año ya hay exceso de electricidad renovable producida, que tiene que ser transportada fuera de Navarra, todo ello según datos del actual Plan Energético, de 2018. Así mismo, la electricidad generada por fuentes renovables equivale al 69,22% del consumo final que hacemos de electricidad, según el Balance Energético de Navarra 2018, el último de los realizados.

    Esta producción renovable es muy importante de cara a hacer frente a las crisis producidas por el Cambio Climático y por el agotamiento de los recursos naturales, a las que nos enfrentamos. Pero también nos indican que difícilmente se podrán alcanzar cotas mayores de consumo de energía renovable si seguimos empleando los mismas técnicas de producción: más energía eólica para producir electricidad, como está previsto en el Plan.

    Porque el Plan Energético de Navarra propone ampliar aun más esa capacidad de producción. En concreto, plantea permitir que las empresas puedan llegar a duplicar la actual capacidad que tiene Navarra de producir electricidad a través de la energía eólica.

    Ocurre que, si se aumentara la capacidad de producir energía eólica, lo que realmente sucederá es que en los días de viento se producirá un gran excedente de electricidad, y las empresas que la generan la tendrán que vender fuera de Navarra. Y los días que apenas hay viento seguiremos con una bajo abastecimiento de electricidad renovable. Este es el problema de las renovables, son estacionales, no se puede controlar fácilmente cuando producen y cuando no, dependen de las condiciones atmosféricas. De este modo, el problema no es que no haya suficiente capacidad de producción de electricidad renovable, el problema es que las renovables instaladas en Navarra ya producen más electricidad de la que realmente puede ser utilizada en Navarra en muchos días del año.

    A esto hay que añadirle el hecho de que los sistemas para generar energía renovable son instalaciones que captan parte de los flujos energéticos de la naturaleza. Es energía producida mayormente en forma de electricidad, por lo que tiene que consumirse prácticamente en el momento que se capta, es difícil su almacenamiento. Almacenar electricidad es poco rentable y dificultoso: el principal sistema serían las baterías, pero hay otros sistemas usando aire comprimido, hidrógeno… Tanto unos como otros sufren diferentes problemas, y además entregan menos energía que la que se gastado para cargarlos.

    También hay que tener en cuenta que la energía consumida en Navarra en forma de electricidad supone solo el 20,21% del consumo energético de Navarra en 2018, dato que se ha mantenido en esas cifras en los últimos años. De este modo se puede comprender que las energías renovables de momento no son capaces de sustituir a otro tipo de combustibles, como es el caso de los combustibles fósiles, que suponen el 72,81% del consumo final de energía en Navarra en 2018.

    Nos encontramos, por lo tanto, ante un atolladero importante en la lucha contra el Cambio Climático, dado que las energías renovables tienen dificultades para asumir el reto de reducir drásticamente el consumo de combustibles fósiles, la principal fuente del CO2 que genera los desequilibrios en el clima.

    Empresas, ayuntamientos y gobiernos

    Hemos visto como el Plan Energético de Navarra actualmente en vigor permite que las empresas instalen parques eólicos sin medida. El modelo que se potencia desde los diversos gobiernos favorece a las grandes empresas promotoras de estas instalaciones, y genera expectativas de enriquecimiento fácil para estas y también para ayuntamientos.

    El Gobierno de Navarra se ha limitado a establecer recomendaciones a la hora de buscar nuevos emplazamientos para los molinos, siendo las empresas las que deciden cuantos instalan, de que potencia y en que localizaciones. Las instituciones de gobierno local, comarcal o de la Comunidad tienen poca capacidad de decisión en este aspecto. En el caso de las instituciones locales y comarcales, su falta crónica de medios de financiación es la forma que emplean las empresas promotoras para chantajearles y conseguir que acepten la instalación de molinos a cambio de dinero. En el caso del Gobierno de Navarra, aunque el departamento de Medio Ambiente es capaz de impedir la implantación de algunos de los molinos, desde el resto de departamentos se facilita e impulsa la instalación de cuantos más parques eólicos mejor, de forma que el balance es positivo para las empresas y negativo para el medio natural.

    De este modo, hemos visto como incluso hay ayuntamientos que pleitean para pedir la aprobación de aquellos aerogeneradores denegados por Medio Ambiente, como medio para aumentar sus ingresos. Ha pasado, por ejemplo, en el impactante proyecto eólico de CAVAR, en la Sierra del Yugo, donde los ayuntamientos de Cadreita, Valtierra y Arguedas pusieron recursos o alegaciones ante la denegación de algunas de las máquinas por el impacto ambiental que generaban. La única razón que para ello esgrimían los ayuntamientos era la perdida de un recurso económico que esperaban como agua de mayo.

    De este modo, los gobiernos se han convertido en meras ventanillas a las que las empresas acuden a pedir en propiedad pedazos del medio natural navarro, entregando a cambio una pequeña parte de sus beneficios. Es parte del juego de este sistema Capitalista depredador, que ve los recursos naturales como parte del negocio de las empresas, del que pueden apropiarse sin ofrecer apenas compensación.

    Propuestas

    De este modo nos encontramos en una situación en la que no hay una gran posibilidad de consumir más electricidad renovable en Navarra, y mientras las empresas y los gobiernos tratan de aumentar su producción y llenar sus bolsillos a costa del medio. Sin embargo, las necesidades que nos imponen las crisis climáticas y de recursos nos deben llevar hacia una sociedad alimentada 100% por energías renovables. ¿Como se conjugan ambas problemáticas?

    Para empezar creemos necesario un cambio completo del modelo económico. Frente a las prácticas actuales donde domina el negocio, se debe introducir una visión ecológica basada en principios democráticos y comunitarios. Es necesario ahorrar y reducir en el consumo energético, adoptar sistemas y modos de organización que aprovechen mejor la energía renovable disponible y que ahora no se puede utilizar, promover instalaciones de proximidad aprovechando las edificaciones existentes, apostar por la cercanía y por los modelos descentralizados…

    Así, la primera y principal medida ha de ser la reducción del uso que hacemos de la energía. Visto el desmesurado consumo de combustibles fósiles que realizamos, y el desequilibrio climático que esto genera, y vistas también las limitaciones de las energías renovables para mantener el actual tren de vida, es la única solución plausible. La crisis del coronavirus nos ha enseñado que, si se ponen en marcha las medidas adecuadas, es posible disminuir el consumo. Para controlarlo, proponemos instaurar el Techo Energético, la cantidad de energía primaria máxima suficiente para cada persona. En la definición de ese techo se tendrían en cuenta la huella ecológica de Navarra, para conseguir que estuviera dentro de las posibilidades biofísicas de nuestra comunidad.

    El consumo energético que sea adecuado para nuestra comunidad tendrá que provenir de los recursos locales y de las ubicaciones más cercanas posibles a los puntos de consumo. Se debe de potenciar así el autoconsumo eléctrico con energía solar o eólica captada en los tejados y en zonas urbanas. En aquellas zonas con producción forestal, se podrá usar la biomasa de forma sostenible, aquella que se pueda coger del medio sin destruir los ecosistemas y manteniendo inalterable su productividad. Y en las zonas con recursos hídricos adecuados, la captación de la fuerza de ríos y saltos de agua sin poner en riesgo la vida de la fauna y el desarrollo de los ecosistemas asociados a los mismos.

    Finalmente, en aquellas localizaciones de parques eólicos en los que esto sea posible, se deben repotenciar, osea desmontar los actuales molinos e instalar otros nuevos, con mayor capacidad de producción. Esto será posible en aquellos lugares que sean de fácil acceso, y en los que la vegetación y la orografía permita la entrada de las máquinas necesarias para esta operación.

    Se tiene que tener en cuenta también que el proceder a la repotenciación de un parque eólico puede suponer la necesidad de instalar molinos más grandes, y por lo tanto necesitar de nuevas localizaciones para posibilitar que estén suficientemente separados. Esto solo será posible en aquellas condiciones en las que se hayan eliminado completamente aquellos molinos (incluidos sus cimientos de hormigón) que no se van a mantener, y en los que sea posible reutilizar los cimientos de algunos de los molinos actuales. En el resto de condiciones (difícil acceso, necesidad de ubicar los nuevos molinos en nuevas localizaciones aumentando el impacto ambiental…) será necesario instalar máquinas modernas pero de similar envergadura que las actuales.

    Se puede comprobar como el reto ante el que nos encontramos es grande. Son necesarios grandes cambios en nuestro modo de vida y organización social, de modo que se adecuen a los limites de la naturaleza. Y para ello tenemos que empezar ya a descartar el caduco orden social que arrastramos de los últimos siglos, el Capitalismo, y buscar otra forma de organización que sea adecuada a los nuevos tiempos, y que nos ayude a transitar hacia el necesario Decrecimiento.

    Mikel Saralegi Otsakar, presidente de la fundación Sustrai Erakuntza.