Recientemente el Boletín Oficial de Navarra ha anunciado la decisión del Departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Navarra de emitir Declaración de Impacto Ambiental desfavorable al proyecto de polígonos eólicos que empresas del Grupo Sacyr promueven al norte de la Comarca de Pamplona. Con esta decisión el Departamento establece el difícil encaje de este proyecto en el medio ambiente de la zona, aunque queda pendiente por saber si el Departamento de Desarrollo Económico y Empresarial estará de acuerdo con la decisión y anulará la solicitud de construcción de los parques.
El macro-proyecto de Sacyr afecta a los montes que separan los valles de Erro, Esteribar, Anue y Olaibar, y su intención es instalar en ellos 29 aerogeneradores con una capacidad de producir electricidad de 141,7 MW. Los molinos eólicos serían de los más grandes que se están instalando actualmente, con una envergadura total de 200 metros (127,5 hasta el eje y 72,5 de cada pala). Además, el polígono evacua su electricidad con un línea de alta tensión (220 kV) que atravesaría Ezcabarte, Juslapeña, Berrioplano y Orkoien durante más de 24 kilómetros.
Los impactos en el medio ambiente de esta infraestructura serían elevados, tal y como la Fundación Sustrai Erakuntza informamos en la alegación que pusimos al proyecto, y como resume el dictamen de Medio Ambiente: graves afecciones a la avifauna amenazada con grandes riesgos de colisión, destrucción de vegetación natural bien conservada y de alta calidad, graves afecciones paisajísticas no adecuadamente analizadas (la empresa las analiza atendiendo sólo a la altura del aerogenerador hasta el eje), graves impactos de la línea eléctrica en zona de gran importancia para la migración de aves…
Nos encontramos ante un claro ejemplo de los impactos ambientales que producen las energías renovables y sus limitaciones. Necesitan amplias superficies de terreno para implantarse, lo que atenta contra la biodiversidad, uno de los 9 límites planetarios que estamos franqueando y ponen en peligro la habitabilidad del planeta. Además, las renovables necesitan también una extracción de minerales entre 8 y 25 veces mayor que su contraparte fósil, por lo que también contribuyen a sobrepasar el limite de estos recursos. Y finalmente, no nos liberan completamente de los combustibles fósiles, dado que éstos son necesarios para la fabricación de las infraestructuras que captan la energía del sol o del viento. Es necesario, por lo tanto, establecer unas condiciones muy estrictas para decidir cuántas de estas infraestructuras instalar y en que lugares hacerlo.
Sin embargo, en Navarra se deja al albur de las grandes empresas la “planificación” de estas condiciones. Los diferentes gobiernos (de Navarra y del estado Español) apenas se limitan a realizar alguna recomendación sobre qué tipo de infraestructuras se deberían instalar, incluidas las concesión de ayudas para ello. Y, de este modo, son las grandes industrias las que se lanzan a una carrera por instalar la mayor cantidad posible. La administración, como mucho, denegará algunos de estos proyectos en base a criterios ambientales, como parece que está pasando en este caso.
Resulta del todo contraproducente que el desarrollo de las energías renovables venga de la mano de quienes buscan beneficios y dividendos para sus accionistas. Resulta inaceptable que quienes con su sistema productivo-consumista alimentan la crisis climática y de recursos, sean quienes han de cubrir las necesidades energéticas de la población. Detrás de los macropoyectos renovables nos encontramos a multinacionales con un pasado de movimientos especulativos, destrucción del medio ambiente con proyectos mineros y grandes infraestructuras y casos de corrupción como los que esta empresa y otras similares han perpetrado.
Por lo tanto, nos tenemos que alegrar de que el Departamento de Medio Ambiente haya decidido que los impactos de este proyecto fueran elevados, tanto como para emitir la recomendación de que no se lleven a cabo. Pero no podemos dejar de llamar la atención sobre el futuro efecto de decisiones recientes. ¿Qué hubiera pasado si este proyecto se hubiera analizado siguiendo las directrices del nuevo Decreto de respuesta a las consecuencias de la guerra en Ucrania, aprobado por el Parlamento de Navarra? Como es bien sabido, según esta nueva legislación especial, los tiempos de análisis de este tipo de proyectos se reducirán a la mitad, tanto en lo que afecta a la participación pública, como al análisis que tiene que realizar la administración. Si este proyecto hubiera sido analizado con este Decreto, estamos convencidos que el informe emitido por Medio Ambiente hubiera sido más pobre, y por lo tanto hubiera habido mayor riesgo de que un macro-polígono con graves impactos ambientales pudiera haber sido aprobado.
Nos encontramos en un momento preocupante para la defensa del medio ambiente, y de la población humana, animal y vegetal que en él habita. Una gran indefensión que se puede acrecentar con la aplicación de legislaciones excepcionales y manipulaciones interesadas de conflictos armados que justifican la política de arrasar con los recursos naturales. Al mismo tiempo que nos encontramos ante la falta de voluntad política para afrontar de raíz la necesidad de cambiar de modelo energético. No se trata tan solo de cambiar de matriz energética, sino de transformar los modelos de producción, consumo, ocupación del territorio y de propiedad.
Para acabar con estas reflexiones, no podemos dejar de poner la atención en todas las personas, plataformas y valles que se han organizado en contra de estos impactantes polígonos eólicos y solares, y que defienden un modelo energético más justo y ajustado a las necesidades sociales. Gracias a todas ellas, se ha dado la espalda a las multinacionales que pretenden comprar voluntades y el futuro de sus pueblos; se han generado dinámicas de socialización y concienciación sobre la urgencia de otro modelo energético y social; y han sido la semilla de proyectos energéticos locales, más soberanos e integrados en los entornos en que vivimos. Gracias a todas ellas, porque están siendo todo un ejemplo de esperanza, de lo que podemos llegar a conseguir de forma organizada.