Conocido el preacuerdo entre la Mancomunidad de la Ribera y Gipuzkoa para llevar sus residuos al vertedero de El Culebrete, en Tudela, a continuación tienes nuestra valoración sobre el impacto por consumo de combustible para el transporte y otras cuestiones. La Compañía de las 3 Erres también valoran como imposible el traslado por falta de permisos, mientras que el Gobierno responde que Mancomunidad actualmente se ajusta a la autorización.
También puedes escuchar esta entrevista que nos ha realizado Radio Nacional de España (aquí o en archive.org):
Según hemos podido conocer a través de diferentes medios de comunicación, el Consorcio de Residuos de Gipuzkoa ha alcanzado un preacuerdo con la Mancomunidad de la Ribera para el tratamiento de un máximo de 75.000 toneladas anuales de residuos sólidos urbanos de la fracción resto, durante los próximos tres años. Según hemos podido leer en el comunicado que anuncia esta operación, de la mancomunidad ribera, esta “recibirá 5 millones que revertirán en la zona y se creará empleo”.
Es de todos conocido que la recogida y gestión de los Residuos Sólidos Urbanos es un negocio especulativo, en el que se facturan en Navarra varias docenas de millones de euros todos los años. La operación que ahora conocemos supondrá un no despreciable aumento en esa cantidad económica, que no revertirá en el entorno de La Ribera, como afirma la mancomunidad. Servirá, más bien, para aumentar la cuenta de resultados de Fomento de Construcciones y Contratas, S.A. (FCC), empresa a la que la Mancomunidad de La Ribera entregó por 20 años la recogida y tratamiento de residuos en el vertedero de El Culebrete.
De este modo, no nos sorprende que el comunicado de la Mancomunidad de La Ribera se explaye poco en la cuestión económica, y la despache con el escueta mención al empleo y a que “revertirá en la zona”. Es bien conocida la deplorable situación de la gestión de los residuos en El Culebrete. Un informe independiente, realizado tras una visita al vertedero de personas expertas en gestión de residuos agrupadas en la “Compañía de las 3 Erres”, indica que: la gran mayoría de los residuos tratados en dicho centro no son reciclados, siendo la tasa de reciclaje y la de producción de energía eléctrica muy inferiores a las aceptables.
De la lectura de dicho informe se infiere que lo que intenta FCC es recibir la mayor cantidad posible de residuos, para gestionar el mayor volumen posible, y que de este modo el negocio sea mayor. Esto es debido a que, al parecer, FCC cobra por tonelada de residuo recibido, sin tener en cuenta el impacto ambiental producido por ese mal funcionamiento de la planta.
Un sistema similar se empleará, con seguridad, para la futura gestión de los residuos en Gipuzkoa. Allí se está tramitando la construcción de una gran planta incineradora de residuos, y mientras se culmine su construcción, el actual gobierno de la Diputación de Gipuzkoa busca la posibilidad de verter sus residuos sin separar en otros lugares: en Cantabria primero, después con la habilitación de un vertedero de residuos industriales en Mutiloa (Gipuzkoa), y ahora trayendo otra parte hasta Tudela. Se trata, por tanto, de dar una solución provisional al gran problema que tienen en Gipuzkoa con los residuos urbanos, fruto (entre otras cosas) de la irracional marcha atrás en el proceso implantado de profundización en el reciclaje que el gobierno de la anterior legislatura había impulsado.
¡Y que no nos extrañe si finalmente en Tudela y en Gipuzkoa la empresa que gestiona los residuos acaba siendo la misma! Para la actual construcción de la macro-incineradora de Gipuzkoa se han presentado varias propuestas, entre las que destaca la Unión Temporal de Empresas (UTE) liderada por FCC. Pero esta no es su primera vez. La misma corporación empresarial fue también la adjudicataria de la misma incineradora, cuando se aprobó su anterior construcción en 2011.
De este modo, los residuos guipuzcoanos están “viajando” muchos kilómetros antes de ser tratados, con el fin claro de aumentar el negocio de grandes empresas como FCC. Este movimiento de residuos no genera sino pérdidas económicas y grandes problemas ambientales. No hay más que pensar en los litros de gasoil que se están empleando para el transporte de los residuos, un combustible derivado del petróleo, que cada vez es más escaso y que no podemos derrochar como lo hacemos. Su utilización, además, genera grandes cantidades de CO2, un gas de efecto invernadero que está produciendo el Cambio Climático. Es por ello que esta irracional gestión de los residuos, “lineal y a largas distancias” debe evitarse rotundamente.
Pero esta nefasta gestión no es algo nuevo… Es algo que ya llevamos haciendo en Navarra desde hace mucho tiempo. Es el caso de la gestión de los residuos sin separar de Baztan y Bortziriak, o de Sakana, o de Roncal… que también acaban en El Culebrete… Es por ello que se debe denunciar de igual manera ambas gestiones e impulsar la gestión circular y local de los residuos, utilizando la separación al máximo de sus diferentes componentes, y evitando al máximo el transporte. Esperemos que el nuevo Plan de Residuos de Navarra, ahora en discusión, acabe solucionando esto…
Porque, como hemos visto, el meollo del negocio estriba en la gestión de una cantidad cada vez mayor de residuos urbanos, que nuestra consumista sociedad genera. La jerarquía de la gestión de los residuos, avalada por la legislación europea, indica que el primer paso es la minimización de la generación de residuos. Pero este es un área en el que nunca se implementan medidas… porque todo lo relacionado con fomentar un modelo de sociedad más derrochadora genera un mayor negocio.
De este modo, en primer lugar sería imprescindible reorganizar la sociedad con el objetivo prioritario del ahorro en recursos y en energía, lo que se suele denominar la primera “R”: la reducción de los materiales demandados. ¿Por qué para comprar una simple magdalena hay que comprar un montón de envoltorios fabricados con diferentes materiales?
En segundo lugar, se tendría que apostar por la segunda “R”: La reutilización de los materiales utilizados. ¿Por qué no se gestionan las botellas de vidrio y otros envases para ser reutilizados varias veces como se hacía no hace tanto tiempo?
Y en tercer lugar el reciclaje, la tercera “R”: ¿Cómo organizar la separación selectiva, la recogida y la gestión de los residuos para que, de un aproximado 30% de reciclaje actual, pasemos a un 80 ó 90% de reciclaje como se consigue en muchos lugares?
De este modo, se debe apostar activamente por gestionar los residuos sólidos urbanos de forma más cercana, más circular y, en la medida de lo que cabe, apoyar una gestión pública a pequeña escala. Justo lo contrario de lo que se está realizando en este caso.
Una gestión centralizada de la totalidad de los residuos, bien sea en un vertedero como el de El Culebrete, o peor incluso, en una incineradora como la que pretenden construir en Gipuzkoa, implica muchas más afecciones negativas debido a las afecciones a la salud de las personas y del medio ambiente producidas por los lixiviados del vertedero, o la contaminación atmosférica de la incineradora.
Al contrario, el aspecto clave para conseguir el éxito en la gestión de los residuos es la separación al máximo de los residuos generados, independientemente del método utilizado, sea a través del “puerta a puerta” o a través del “quinto contenedor”. En residuos es sencillo elegir: el método que mejores resultados prácticos de reciclaje obtenga en cada situación y lugar será el mejor método. Pero para ello es necesario potenciar la separación en origen de los residuos, algo que está en las antípodas de métodos de gestión como los empleados en el vertedero de El Culebrete o en Gipuzkoa con su incineradora.
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