El Gobierno de Navarra ha aprobado recientemente el proyecto de Ley Foral de Residuos, un texto que ya ha remitido al Parlamento para su ratificación. El texto de la ley ha pasado por un proceso de participación pública, en el que muchas personas y entidades han participado, entre ellas organizaciones ecologistas como Ekologistak Martxan, Greenpeace Navarra o la Compañía de las 3 Erres…
Esta ley es fruto de otro proceso de reflexión colectiva que surgió cuando quedó anulado el anterior Plan de Residuos de Navarra, aquel que proponía una incineradora como único método de tratamiento, y que fue tumbado gracias a un recurso judicial interpuesto por la Mancomunidad de Sakana y Sustrai Erakuntza. Tras la anulación de aquel plan se produjo un largo proceso participativo, durante el cual se buscaron establecer como principales líneas para la gestión de los residuos de Navarra: el rechazo a la incineración, el impulso a una mayor separación en origen de los diferentes componentes de los residuos, y el impulso de su tratamiento de cercanía, para lo cual se proponía a las mancomunidades la construcción de plantas de tratamiento pequeñas y cercanas a los puntos de generación de los residuos.
Gran parte de estos consensos se concretaron primero en el Plan de Residuos de Navarra 2017-2027 y posteriormente en la Ley de Residuos que ahora se discute. Sin embargo, el punto que se refería al tratamiento cercano de los residuos no parece que vaya quedar recogido adecuadamente en ninguno de los dos documentos.
En el caso del Plan de Residuos comprobamos que no ha incluido la previsión de un tratamiento de la fracción resto de la Comarca de Pamplona dentro de su territorio, sino que propone llevar estos residuos a otras plantas, como por ejemplo a la de El Culebrete en Tudela, a unos 100 km (punto 6.3.3.1.3 del Plan). Pero sobre todo, este efecto lo vemos a la hora de planificar las plantas de compostaje de la fracción orgánica, cuando para toda esta comarca solo prevé instalar una planta de gran tamaño, de hasta 50.000 Tm/año (punto 6.3.3.1.1).
Es necesario tener en cuenta que la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona (MCP) es la entidad de mayor población de estas características en Navarra, superior a las 300.000 personas, o sea aproximadamente la mitad de la población de toda Navarra. Es por lo tanto la que gestiona la mayor cantidad de residuos de Navarra.
Por su parte, la Ley Foral de Residuos establece que se creará un Ente que debería velar por el correcto tratamiento de los residuos navarros. Sin embargo, a este ente también se le otorga en la ley la función de prestar servicios de transporte de Residuos. De este modo algunas de las más importantes funciones de las mancomunidades son transferidas a este Ente, y por lo tanto en lugar de acercar la gestión al/la ciudadano/a, esta se aleja. Se tiende así a potenciar el transporte de los residuos en Navarra, fomentando o manteniendo las grandes, complejas y costosas infraestructuras de gestión de residuos, como es el caso citado de El Culebrete.
De este modo, vemos que desde el momento de la planificación ya se retuerce la legislación sobre residuos, la Directiva Marco de Residuos y el Plan Estatal Marco de Gestión de Residuos (PEMAR). Ambos textos establecen los principios de Proximidad y Autosuficiencia, por los cuales los residuos han de ser gestionados con prioridad en las comarcas donde se generan, evitando todo lo posible su traslado. Así por ejemplo, el PEMAR establece la necesidad de que las nuevas instalaciones de tratamiento se ubiquen en los lugares próximos a la generación de residuos, y se adapten a las cantidades que estos producen, minimizando el transporte de los residuos a las plantas.
Al contrario de lo indicado en la legislación, la planificación que se está implantando en Navarra parece que se concretará en la construcción de una gran planta para el tratamiento de residuos en la Comarca de Pamplona, tal y como se ha conocido recientemente a través de este artículo periodístico. El artículo indica que las previsiones de la Mancomunidad son las de construir una sola planta para el tratamiento de la materia orgánica separada (contenedor marrón), la fracción resto de los residuos no separados (contenedor verde) y la fracción de envases (contenedor amarillo).
Se puede comprobar fácilmente que la previsión es establecer una única planta. La noticia citada indica que la planta se diseñaría para el tratamiento de un total de 93.772 Toneladas al año de los residuos citados (orgánica, resto y envases). Teniendo en cuenta que la cantidad de residuos recogidos por MCP en esas tres fracciones sumaron en 2016 102.236 Toneladas, se comprueba que la planta tendría capacidad para tratar prácticamente la totalidad de dichos residuos. Se cumpliría así lo establecido en el Plan de Residuos, si, pero se arrinconaría la propuesta de plantas pequeñas.
Además, según la descripción que conocemos de la nueva planta, esta incluiría una línea para el tratamiento de envases. Es necesario comentar que en la actualidad la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona ya dispone de una planta para el tratamiento de envases en Góngora, citándose en el artículo que los/as trabajadores/as de la actual pasarían a realizar su trabajo en la nueva, una vez construida. Sustrai Erakuntza no entiende la necesidad de construir nuevas instalaciones para realizar algo que ya se está realizando correctamente.
Al parecer, la razón para ello es que el tratamiento de la fracción resto y el de los envases se llevará a cabo en las mismas instalaciones, compartiendo maquinaria. Nos cuesta determinar hasta qué punto ello es posible, o si pudiera ser fuente de problemas. Si que vemos, sin embargo, que es necesario aplicar el concepto de “reciclaje” en todos los ámbitos, por lo que, en todo caso, creemos que es necesario que se analice la posibilidad de aprovechar la maquinaria e instalaciones de la actual planta de envases, antes de construir una enteramente nueva.
Por lo tanto, lo que parece subyacer en el fondo de esta propuesta de una única gran planta de gestión de residuos, es la dificultad de encontrar un emplazamiento para este tipo de plantas. Todo parece indicar que, para simplificar la tramitación, los/as gestores/as han optado por buscar emplazamiento para una única planta.
Es un hecho conocido que la instalación de plantas de gestión de residuos suscitan un fuerte rechazo popular. Algo que es necesario reconocer, dado que estas plantas siempre han sido una fuente de problemas ambientales. Sin embargo, es necesario también reconocer que estos problemas se agravan siempre con el tamaño de las plantas, por lo que la instalación de pequeñas plantas facilita su gestión y limita los problemas. Debería ser, por lo tanto, más fácil encontrar lugares adecuados para estas pequeñas plantas, debiendo ser también estas más fácilmente asumibles por parte de la ciudadanía.
Por lo tanto, vemos que tanto la planificación en materia de residuos del Gobierno de Navarra, como la de la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona abandona una de las recomendaciones más importantes de la normativa actual: la construcción de pequeñas plantas de gestión de residuos, cercanas a los puntos de producción. Esto es aun mas importante en el caso de los residuos orgánicos, por la problemática inherente a los mismos (posibilidad de malos olores y lixiviados, entre otros). La ventaja de construir pequeñas plantas de compostaje, además de su cercanía a los puntos de producción del residuo, estriba en que su manejo es mucho más sencillo, por lo que la incidencia de problemas disminuye considerablemente.
Por lo tanto, la Fundación Sustrai Erakuntza cree que en la gestión de los residuos en Navarra se han dado pasos muy positivos, pero que quedan empañados por los aspectos comentados. La tendencia que se fomenta es la de crear grandes centros de gestión de residuos, los cuales tienden a amplificar los problemas que estos presentan. Un ejemplo claro que tenemos en Navarra de este tipo de gestión es la que se realiza en el centro de El Culebrete, en Tudela. En estas instalaciones se tratan actualmente la mayoría de los residuos de la fracción resto de Navarra, excluyendo los de la Comarca de Pamplona y los de Tierra Estella. Y los problemas que esta instalación padece son de sobra conocidos.
De este modo, Sustrai Erakuntza se une a las reivindicaciones de las otras organizaciones ecologistas ya citadas, y aboga por un cambio en la gestión de los residuos, de manera que se tienda a la creación de infraestructuras más pequeñas, sencillas y sostenibles. Y por lo tanto, abogamos por que las nuevas plantas que se construyan a partir de ahora, y en concreto las que promueva la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona, sean pequeñas y sostenibles.
Fundación SUSTRAI Erakuntza
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