Gracias al actual contexto de la llamada “crisis” económica en Europa, ha quedado claro y nítido que los mercados financieros han endeudado y deslegitimado a las instituciones públicas, con el beneplácito y colaboración de nuestros dirigentes. ¿Quién toma las decisiones importantes que vertebran el modelo de sociedad que vivimos y vivirán las generaciones futuras?
La burbuja inmobiliaria se ha paralizado en seco y los especuladores, acostumbrados a ganar grandes sumas de dinero sin esfuerzo, y que anteponen sus beneficios económicos desorbitados por encima de cualquier otro objetivo o principio ético, necesitan otro mercado con el que conseguir más dinero y más poder. Sigue leyendo