
El Tren de Altas Prestaciones (conocido como TAV) es un proyecto caduco, de otros tiempos. Responde a un modelo de desarrollo basado en el ladrillo y el hormigón, asociado a la galopante crisis ecológica y económica que nos afecta. Sin embargo, los diferentes gobiernos siguen gastando dinero en él, tirando el dinero a un agujero sin fondo.
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