
Cada vez es más evidente la ausencia de planificación democrática del Estado Español en materia energética. El último apagón que hemos sufrido recientemente es un claro exponente, pero no es el único ejemplo. La expansión descontrolada, y en muchos territorios excesiva de las energías renovables, es el otro gran ejemplo. Y parece evidente que ambas cuestiones están fuertemente relacionadas.
Sigue leyendo